Sácale partido a tu piscina durante más tiempo gracias a la instalación de un suelo radiante
La construcción de una piscina es una inversión demasiado elevada como para después limitarse a hacer uso de ella durante los meses del verano y poco más. Y sin embargo, eso suele ser lo más habitual. El invierno y la mayor parte del otoño no invitan a bañarse, por lo que generalmente, en esos meses los propietarios se limitan a mantener la piscina cubierta hasta que llega la primavera. Pero eso es algo que puede cambiar con la instalación de un suelo radiante alimentado por aerotermia en el fondo de la piscina.
Lo hemos dicho muchas veces: una bomba de calor aerotérmica consume muy poco y, al ser un sistema de baja temperatura, rinde mejor si en lugar de apagarla y encenderla constantemente, la hacemos trabajar de forma ininterrumpida. Y es que para mantener la temperatura de confort de una vivienda razonablemente bien aislada no es necesario que la bomba de calor trabaje al 100% de su capacidad todo el tiempo. Con un termostato modulante, que es capaz de gestionar el régimen de trabajo del generador en función del salto térmico que haya que cubrir en cada momento, una bomba de calor puede estar trabajando a solo una mínima parte de su capacidad una vez que la temperatura de confort se ha alcanzado. Durante ese trabajo de mantenimiento, que es en realidad como más tiempo estará trabajando el aparato, nos quedará, por así decirlo, “mucha bomba de calor” que podremos emplear en otras tareas.
Una de esas tareas puede ser la de mantener una piscina a una temperatura que invite al baño más allá de los meses de verano. ¿Cómo? Mediante la instalación en el vaso de un sistema radiante de baja temperatura.
Bajo consumo gracias a la inercia térmica
Una de las ventajas de calentar una piscina, independientemente del método empleado, es la gran inercia térmica del agua. Es un elemento que tarda mucho en calentarse, pero que igualmente retiene el calor durante mucho tiempo. Esa capacidad de “guardar el calor” es, por ejemplo, una de las razones por las que las zonas costeras disfrutan de climas moderados, mientras que los territorios de interior suelen presentar climas más extremos. También es una experiencia conocida por todos cuando cocinamos: mientras que el aceite se calienta rápidamente al fuego y se enfría igualmente rápido cuando lo alejamos de él, al agua le cuesta mucho calentarse, pero sigue quemando tiempo después de haber apagado el fuego.
¿Y qué tiene esto que ver con una piscina climatizada por aerotermia? Pues tiene mucho que ver; concretamente con su impacto sobre el consumo del sistema. Y es que, aunque es probable que la bomba de calor tenga que trabajar a plena potencia la primera vez que queramos calentar la piscina, una vez que alcancemos la temperatura deseada apenas será necesario un trabajo de mantenimiento de la temperatura por parte del aparato. La resistencia de la propia agua a perder ese calor será la que permita a nuestro sistema trabajar en un régimen de mantenimiento el resto del tiempo.
El resultado es un alargamiento de la temporada de baño y un gran ahorro frente al sistema tradicional, que consiste en calentar el flujo de la depuradora. Cabe añadir, además, que frente a este sistema no solo se consigue una gran mejora de la eficiencia, sino también una distribución mucho más homogénea del agua caliente.
Para finalizar indicaremos que, se escoja el suelo radiante como opción de climatización de la piscina, o bien cualquier otro sistema intercambiador, de lo que no queda duda es de que la mejor opción para hacer funcionar el sistema sigue siendo una bomba de calor aerotérmica.