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Métodos de mejora del aislamiento térmico en edificios
Métodos de mejora del aislamiento térmico en edificios

Métodos de mejora del aislamiento térmico en edificios

Desde los sistemas de reforzamiento de envolventes a los trasdosados interiores

Autor: Redacción Re_Magazine - Tiempo de lectura: 4 min.

El correcto aislamiento de una vivienda es uno de los factores que más contribuyen a hacerla eficiente y confortable. En contra de lo que mucha gente piensa, el aislamiento es tan importante en zonas cálidas como en zonas frías. De lo que se trata es de crear, en lo posible, un ambiente independiente del exterior; es decir, de mantener el calor fuera en verano y dentro en invierno. Ahora bien ¿a qué métodos podemos recurrir para mejorar el aislamiento de un edificio cuya envolvente no está a la altura de lo deseado?

En España, un país con una amplitud térmica mayor que la del resto de Europa, el aislamiento es tanto o más necesario que en nuestros países vecinos. Y sin embargo, por una errónea concepción de la verdadera importancia del aislamiento, este es un aspecto al que no hemos prestado la debida atención durante décadas. 

Hoy vamos a repasar algunos métodos de aislamiento de edificios construidos, tanto los que deben correr necesariamente a cargo de técnicos especialistas, como los que podemos implementar nosotros mismos.

SATE

El Sistema de Aislamiento Térmico Exterior (SATE) es uno de los métodos más populares y ha vivido un gran crecimiento en nuestro país y en el vecino Portugal en los últimos años. Se trata de un método con décadas de probada efectividad en Europa. Funciona como una especie de trasdosado exterior a base de capas de aislante (hay diversas soluciones con distintos tipos de material). Con ello se refuerza la envolvente del edificio y se consigue una increíble mejora del rendimiento térmico.

Además de sus ventajas obvias, para los usuarios de la vivienda constituye un método muy cómodo porque no es necesario actuar para nada en el interior, con lo que las molestias son mínimas. Por contra, se trata de un método que requiere fijar andamios por todo el perímetro del edificio y, lo que suele ser más difícil aún... poner de acuerdo a toda la comunidad. El SATE no es algo que unos vecinos puedan poner y otros no, afecta a todo el edificio.

Sate en fachada
Instalación de SATE en una fachada.

Aislamiento inyectado en cámara

El aislamiento inyectado consiste, como su propio nombre indica, en introducir material aislante en la cámara que hay entre la lámina que hace de fachada y el tabique que hace de pared interior en nuestras viviendas. Se trata de un método "poco traumático", pues únicamente hay que hacer unos cuantos orificios por los que introducir el material a través de una manguera especial. Estos agujeros pueden practicarse tanto desde el interior como desde el exterior del edificio. Las molestias que produce la primera opción se compensan con el ahorro que supone el hecho de no tener que instalar un andamio para trabajar desde el exterior.

camara termografica
Una cámara termográfica puede detectar zonas frías en un muro.

En cuanto al material inyectado, aquí también nos encontramos con varias opciones. Tal vez el más recomendable sea la fibra de celulosa, porque además de ser un material más ecológico, tiende a repartirse de forma bastante uniforme por el interior de la cámara. Esto es de vital importancia, pues con el método de inyección no se puede estar seguro de cómo se ha distribuido el aislante por el tabique. Por eso, para solucionar cualquier posible falta de material aquí o allá, los profesionales que trabajan con esta solución utilizan cámaras termográficas capaces de detectar cualquier fuga de calor.

Algunas de las ventajas de este método: puede utilizarse en edificios con fachadas protegidas en las que la instalación de SATE no es posible; puede emplearse en una sola vivienda sin tener que recurrir al concurso de todos los vecinos; y no se pierde espacio en el interior de la vivienda.

Trasdosados interiores

Y es que, precisamente, espacio interior es lo que se sacrifica con este tercer método de aislamiento, el de los trasdosados autoportantes.

Un trasdosado autoportante consiste en una estructura formada con perfilería de chapa galvanizada y recubierta con paneles de yeso laminado. En el hueco que queda entre los paneles y la "pared real" se introduce el material aislante, que puede ser lana de roca, poliestireno expandido (EPS), poliestireno extruido (XPS)...

La gran ventaja de los trasdosados es que constituyen un método de aislamiento muy barato. Además es posible montarlos en cualquier lugar, pues debido a su poco peso no tienen ningún impacto estructural. De hecho, si somos unos manitas habilidosos, ni siquiera es necesario recurrir a un profesional, nosotros mismos podemos levantar un trasdosado en nuestra vivienda y no necesitaremos ningún permiso para ello, ni de la administración, ni de los demás vecinos. 

En el apartado de las desventajas, como ya hemos dicho, está el espacio que se pierde en cada estancia. Realmente, no es tanto, unos 7 centímetros por pared, más o menos (y únicamente en paredes que den al exterior del edificio, claro); pero si el espacio es un problema porque, por ejemplo, hablamos de estancias muy pequeñas, también podemos recurrir a un trasdosado semidirecto (en el que las guías de chapa se fijan directamente a la pared), o a uno directo (en el que el aislante se pega sobre la pared y sobre este se fijan los paneles de yeso laminado). Estos dos métodos requieren aún menos espacio que el trasdosado autoportante aunque, por supuesto, el aislamiento conseguido también es menor.

Si todavía queremos ahorrar más espacio podemos hacer un trasdosado directo en el que el material aislante quede a la vista. Aquí hay diversos materiales a los que podemos recurrir: corcho, madera, paneles OSB..., todos ellos muy utilizados en decoración.

pared de pladur
Trasdosado de yeso laminado con aislante de lana de roca.

Cualquiera de estos tres métodos, correctamente ejecutados, se traducirá en una mejora en la eficiencia de nuestro edificio/vivienda y por tanto en su calificación energética. Eso va indefectiblemente unido a la revalorización del inmueble, al ahorro energético y a una mejora en el nivel confort; sin duda tres argumentos de mucho peso.