¿Qué dice la nueva Directiva europea de eficiencia energética sobre las calderas de gas?
La Unión Europea cambia el escenario para los futuros sistemas de calefacción, pero las calderas siguen presentes en él
Recientemente, varios medios generalistas se han hecho eco de una supuesta prohibición, por parte de la Unión Europea, de la venta e instalación de calderas de gas a partir de una fecha futura muy cercana. Esta información, no obstante, no se corresponde en absoluto con la realidad. Hoy aclaramos este asunto detallando qué es lo que sí dice y lo que no dice la nueva Directiva europea sobre eficiencia energética.
Que Europa y el mundo entero deben avanzar hacia la descarbonización es algo que todos tenemos claro. Y, por mucho que a veces parezca que nos dirigimos un poco a trompicones hacia ese escenario, lo cierto es que se está haciendo un esfuerzo por crear una regulación que conduzca a que las emisiones vayan remitiendo poco a poco. El objetivo es alcanzar la neutralidad de carbono —es decir, un equilibrio entre la emisión y la absorción de carbono— para 2050. Es en este contexto en el que el pasado 13 de septiembre el Consejo y el Parlamento Europeo emitieron la Directiva (UE) 2023/1721 relativa a la eficiencia energética. Es a partir de la publicación de dicha Directiva cuando se han publicado ciertas noticias que trasladan al público una información errónea, fruto de una mala interpretación de la propuesta.
Empecemos por el principio: una directiva europea, sea del tema que sea, no prohíbe absolutamente nada. Las directivas, emanadas del Consejo y del Parlamento Europeo, imponen una obligación de alcanzar ciertos resultados, pero se deja a instituciones de cada país miembro la competencia en cuanto a la forma y a los medios para cumplir con ese objetivo y, para hacerlo, cuentan además con el plazo de 2 años. Dicho de otra forma, una directiva no es un reglamento ya que este sí es de aplicación inmediata.
¿Qué dice la nueva Directiva europea sobre las calderas?
En lugar de prohibir, lo que ha hecho la Directiva (UE) 2023/1721 ha sido fijar unos objetivos de eficiencia energética y ahorro de energía para lo que queda de década. Concretamente establece una reducción del consumo de energía del 11,7% para 2030 respecto a los datos de consumo de 2020 y un aumento por tramos bianuales de la eficiencia energética. En lo relativo a las calderas, lo único que dice la Directiva, sin nombrarlas siquiera, es que los municipios más grandes deberán promocionar planes locales relativos a calefacción y refrigeración.
Cabe decir, además, que esta Directiva ha sido aprobada en septiembre pero, tal y como hemos comentado antes, los estados miembros tienen un límite de dos años para transponerla e integrarla en su marco legislativo, por lo que aún no se aplica en España.
Entonces ¿de dónde viene la confusión? Probablemente del hecho de que se ha mezclado esta norma con la propuesta para la Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo de la UE sobre la eficiencia energética de edificios (EPBD). Nótese que hablamos ahora de una propuesta legislativa pero que, en la práctica, solo atañe a viviendas de nueva construcción y a grandes reformas de edificios. La EPBD está ahora mismo en la fase de trílogos, o lo que es lo mismo, está en negociación entre el Parlamento, el Consejo y la Comisión de la UE y se espera que las tres partes lleguen a un acuerdo en diciembre de 2023.
¿Qué dice la EPDB sobre la eficiencia energética de edificios?
Esta Directiva en ningún caso prohíbe tecnologías - como las calderas de gas - pero sí fija limitaciones, en concreto al uso de combustibles no renovables. Veamos qué partes de la propuesta podrían entonces afectar a las calderas de gas.
· Los edificios de nueva construcción deberán ser de cero emisiones a partir de 2028. Los de titularidad pública o que estén ocupados por administraciones públicas deberán serlo en 2026.
· Se prohíben los incentivos financieros para la instalación de calderas alimentadas por combustibles fósiles a partir de 2024.
· No se permite la inclusión de este tipo de calderas en edificios nuevos o que acometan grandes reformas a partir de la entrada en vigor de la norma.
· El uso de combustibles fósiles (gas, petróleo y carbón) en los edificios deberá eliminarse por completo en 2035.
La propuesta también toca otros aspectos como la calificación energética de edificios o el uso de energía solar, pero estos cuatro puntos que acabamos de enunciar son los que afectan directamente a las calderas de gas. Dicho así queda claro que no es cierto que las calderas de gas vayan a estar prohibidas a partir del año que viene o el siguiente. 2035 parece, en cambio, el año en que se fija el fin del uso de combustibles fósiles y en el que se abre la puerta a los combustibles renovables. Y esto no significa que la tecnología de condensación desaparezca, sino que las calderas capaces de funcionar con ese tipo de combustibles seguirán siendo viables a partir de esa fecha.
El hidrógeno y el biometano como sustitutos del gas natural
Estos gases renovables serían el hidrógeno (H2) y el biometano. El primero es un gas que durante la combustión emite vapor agua en lugar de CO2. El segundo es un gas de origen renovable que se obtiene mediante un proceso de depuración que elimina el CO2 del biogas, que procede a su vez de la descomposición de restos orgánicos (residuos agrícolas o ganaderos, lodos de depuradoras, etc.), lo que no solo tiene beneficios en cuanto a reducción de emisiones, sino que también contribuye al desarrollo de la economía circular como alternativa sostenible al tratamiento de residuos.
Ambos gases pueden ser conducidos por la red de gas natural que ya existe, por lo que la transición al nuevo escenario se prevé relativamente sencilla.
El plan es ir inyectando poco a poco H2 y biometano en las conducciones de gas natural, empezando por un 1% y aumentando hasta el 20% en quince años. Después, continuará aumentando el porcentaje a medida que aumente la capacidad de producción y la adaptación al nuevo combustible en cada país, con el objetivo de completar la transición en 2050. Eso implica la renovación paulatina de las calderas; los nuevos modelos deberán poder funcionar con hidrógeno y biometano, pero al hacerlo serán considerados modelos híbridos y estarán exentos de las restricciones que prevé la norma.
No hablamos, por tanto, de una prohibición, sino de la aparición de una nueva generación de calderas en un plazo relativamente generoso que, de hecho, excede la vida media de una caldera.
Calderas inteligentes MiConnect® de Saunier Duval, preparadas para la transición energética.
Pues bien, en Saunier Duval ya contamos con esa nueva generación de calderas preparadas para la transición energética porque para nosotros la sostenibilidad es más que un compromiso, es parte integral de nuestra estrategia comercial. De ahí que busquemos constantemente la innovación en nuestros productos para ofrecer soluciones y servicios sostenibles que contribuyan al objetivo de descarbonización de la UE: reducir las emisiones de CO2 y su impacto en el medio ambiente.
Nuestra gama de calderas inteligentes MiConnect® H2 Ready ya viene lista desde fábrica para funcionar con hasta un 20% de hidrógeno o biometano. Y esto es gracias a que cuentan con el exclusivo Sistema FlameFit que detecta posibles fluctuaciones en la calidad y tipo de gas y adapta automáticamente la caldera para garantizar siempre la combustión óptima y maximizar su rendimiento; a la vez que se reducen hasta en un 7% las emisiones de CO2.Y esto es importante porque en un futuro, cuando el gas que llegue a nuestros hogares esté mezclado con estos gases renovables, el suministro será bastante variable y la caldera ajustará los parámetros automáticamente, sea el gas que sea, sin que haya que tocar nada en ella.
En definitiva, la nueva Directiva europea establece la ruta para lograr un nuevo escenario, pero no es un escenario en el que no tengan cabida las calderas, ni tampoco uno que los fabricantes no hayamos podido prever. Las calderas de mañana no serán como las de hoy, eso está claro, pero tampoco las de hoy son como las de ayer. En Saunier Duval llevamos más de 110 años innovando y hemos estado siempre por delante de cualquier regulación (y ha habido muchas). Con ese bagaje podemos asegurar que no veremos desaparecer en el medio plazo las calderas de nuestros hogares. De ahí la importancia de elegir ahora una que ya esté preparada para ese futuro que tenemos por delante.