Instalación aerotérmica en un caserío del siglo XII en Berriz

El futuro y el pasado se dan la mano

Una reforma integral es una buena ocasión para repensar un edificio. Pero cuando el edificio en cuestión tiene 900 años y está considerado el mejor ejemplo de la arquitectura de un pueblo, es obligado que esa reflexión sea muy cuidadosa.

Han participado en este proyecto

Fontanería Duam

Instalador

Saunier Duval

Tecnología

Encontrar el equilibrio

El caserío Besoitaormaetxea, en Berriz, guarda mucha historia entre sus paredes; algo más de 900 años, nada menos. Por eso, cuando en 2014 sus propietarios se propusieron renovarlo, fue necesario hacer un estudio arqueológico de la zona. Lo que allí se encontró fue un yacimiento que servía para ilustrar la evolución del edificio arquetípico de la cultura vasca a la largo del último milenio, desde una simple cabaña de madera que en tiempos ocupó el espacio interior del recinto, hasta el imponente caserío de piedra que es hoy en día.

Para cuando el estudio hubo concluido era evidente que los propietarios tenían una gran responsabilidad hacia el edificio. Mantener el caserío como un museo anclado en el tiempo no era una opción pues, al fin y al cabo, Besoitaormaetxea es un edificio vivo que lleva 900 años cambiando para adaptarse a las necesidades de sus habitantes. Se trataba, por tanto, de encontrar un equilibrio entre la conservación del caserío y su transformación en una vivienda acogedora pero moderna; de dejar que, de alguna forma, la historia continuara.

Interior del caserío

Calefacción de última generación

Y eso es lo que se ha hecho. Mientras el exterior se ha respetado escrupulosamente, el interior ha sido reconstruido para alojar una vivienda de estilo rústico, pero con todas las comodidades que podrían esperarse de un edificio de nueva construcción. Entre ellas, la de una calefacción de última generación.

A lo largo de los siglos, los habitantes de Besoitaormaetxea siempre han utilizado para calentarse la materia prima que tenían más a mano: madera extraída de los bosques cercanos. El hecho de que el edificio llevara deteriorándose varias décadas lo libró de los combustibles fósiles. En Besoitaormaetxea nunca ha habido una caldera de gasóleo y, en cuanto a las conducciones de gas natural, ni siquiera pasan cerca del barrio. Así que cuando tuvieron la ocasión de repensar el edificio, los propietarios, asesorados por profesionales, decidieron seguir valiéndose para calentarse de lo que hay alrededor del edificio. Literalmente.

Aerotermia: Temperatura estable y confortable durante todo el invierno

El aire que rodea Besoitaormaetxea es ahora el encargado de caldear el interior gracias a la aerotermia por medio de una bomba de calor Genia Air de 11 kW colocada en la fachada trasera del edificio. Aunque dicho emplazamiento no es el ideal (es fachada norte), la necesidad de mantener el aspecto original de la fachada (que es sur) obligó a 'disimular' allí el aparato. Pero a pesar de su pobre orientación, el rendimiento de la Genia Air de 11 kW es tan bueno que edificio mantiene una temperatura estable y confortable durante todo el invierno.

Para conducir ese calor por el interior del caserío, se ha instalado un suelo radiante en la planta baja. Dicha solera es de baldosa cerámica, como era costumbre en las plantas a pie de calle de los antiguos caseríos. En la planta superior, en cambio, el calor es suministrado por radiadores tradicionales que los propietarios quisieron recuperar de un edificio vecino. La regulación de las temperaturas de impulsión de ambos circuitos corre a cargo de un termostato Moduzone 11 de dos zonas, un termostato modulante capaz de optimizar la temperatura inicial de impulsión en función de la temperatura exterior, y de vencer las inercias de la instalación ante cambios bruscos en las condiciones climáticas. Se consigue así una gestión zonal inteligente optimizando el confort y maximizando el ahorro.

Bomba de calor Genia Air de Saunier Duval en la fachada norte
Fachada norte del caserío
Instalador programando el termostato en el caserío de Berriz
Fachada frontal del caserío de Berriz

Agua caliente con aerotermia

En cuanto al agua caliente, Besoitaormaetxea se vale de un interacumulador de 300 litros conectado a la misma bomba de calor que alimenta la calefacción. Tanto el depósito como los demás elementos de la instalación (como el buffer 150R que separa el circuito primario del secundario) ocupan un pequeño cobertizo anexo al edificio. Cuando decidieron montar la instalación allí, los propietarios pensaron que esta ocuparía todo el espacio del pequeño almacén, pero se llevaron la grata sorpresa de que la maquinaria dedicada a la calefacción ocupa tan solo una pared, dejando espacio de sobra para otros usos.

Caserío fachada norte con la bomba de calor al fondo

Después de la restauración, Besoitaormaetxea vuelve a lucir imponente en lo alto de su colina, como no lo había hecho en siglos. Mirando a su fachada porticada de madera y piedra es difícil imaginar que el interior del edificio pueda albergar una instalación de calefacción y ACS de última generación. Más aún, cuesta creer que semejante edificio, encaramado sobre su húmeda colina, pueda mantener una temperatura estable y, sobre todo confortable, durante todo el año. Y todo ello sin recurrir más que al aire que lo rodea.

Transcripción vídeo:

Voz en off: Vivimos un momento importante en la historia de la climatización doméstica. Dentro de unos años tecnologías como la aerotermia serán, sin ninguna duda, el sistema de climatización estándar en la mayoría de los hogares. Un cambio que se ha iniciado ya y que a buen seguro no se va a limitar a los edificios de nueva construcción.

Joseba Urionaguena, un instalador vizcaíno, lo sabe bien. Él ha sido testigo de cómo lo viejo y lo nuevo se daban la mano en este histórico caserío de Berriz. El caserío Besoitaormaetxea nos cuenta la historia de cómo se ha vivido aquí durante 900 años. Por eso, la decisión de adoptar un nuevo sistema de climatización resultaba importante: ¿Cómo se va a vivir aquí de ahora en adelante?

Joseba Urionaguena (instalador): La primera idea de este caserío fue hacer una instalación de biomasa. Viendo las características de la casa (eficiencias y muros) planteamos la idea de hacer una instalación de aerotermia en la que mantendríamos el entorno y respetaríamos todo lo que es la historia del caserío. Sin ruidos, sin olores. Sostenible y natural.

El coste [de instalación] de un sistema de pellets y el coste de la aerotermia serían parecidos, no es que haya una diferencia económica de ahorro en [la instalación del] sistema, pero sí a largo plazo vemos que los ahorros, con mantenimiento, consumos y rendimientos, en un par de años esta instalación está amortizada.

De cara al instalador, un sistema de aerotermia es una máquina que viene compacta, no necesitamos más que ya salir directamente desde instalaciones de agua con tuberías plásticas (o el material que cada uno quiera emplear) y es desde la máquina a la instalación. Tiramos los tubos, que vienen aislados, calorifugados. La instalación es sencilla: No requerimos de un carnet de gases fluorados ni de nada, o sea, es una instalación como sería un tipo caldera instantánea, arrancas de la caldera y tiras a la instalación.

En la zona en la que nos encontramos ahora [planta baja] tenemos una zona de suelo radiante, para respetar la planta baja del caserío, que sea un suelo cerámico, que no haya maderas y dar el confort que da el suelo radiante a una casa, ya que estamos funcionando a bajas temperaturas. En la planta de arriba hicimos una instalación con radiadores de hierro fundido que se aprovecharon del caserío que había antiguamente. En lo que en su día se iba a ubicar la caldera de pellets colocamos el depósito de inercia, el acumulador de acs y todo lo que es el grupo de bombas. Este sitio antes se iba a aprovechar solo para la sala de calderas y silo y ahora, en un espacio reducido hemos dejado todo eso y lo tienen ahora como un almacén para dejar la nevera y los arcones.

La bomba de calor la pusimos en la parte de atrás de la casa porque había que cuidar el entorno del caserío, ya que lo bonito de un caserío al final es la entrada

Voz en off: Los muros del caserío Besoitaormaetxea no solo cuentan la historia de siglos pasados, también nos hablan del futuro. De un futuro de climatización limpia, sostenible y eficiente. De un futuro basado en la aerotermia.