El ecologista en casa
Cinco consejos prácticos para integrar el respeto del medio ambiente en nuestra vida sin detrimento de la calidad
El cuidado del medio ambiente no debe ir ligado al detrimento de nuestra calidad de vida. Cada vez son más las personas y las familias completas que integran en sus vidas hábitos y actitudes que les ayudan a vivir de una manera más sana y divertida, en contacto directo con la naturaleza. Acudimos a la “Guía del ecologista en casa” editada por Sua y escrita por César Barba en busca de nuevos consejos y claves diferentes para llevar la sensibilidad por el cuidado de la naturaleza a todos los ámbitos de nuestro día a día como son el hogar, la oficina, la cesta de la compra y el tiempo dedicado al ocio. Aquí compartimos con todos cinco de ellos.
I. En el hogar: elaborar productos de limpieza
Muchos son los retos ecológicos que nos plantea el cuidado del hogar y muchos son los hábitos que podemos incorporar en nuestras vidas para impulsar el cuidado del mundo sin salir de casa. Destacamos uno de ellos, por el valor representativo que tiene para inspirar muchos otros: elaborar uno mismo los productos de limpieza.
Los principios químicos de los productos de muchos de los limpiadores, hace que contemos en nuestros armarios con pequeñas bombas contra la salud y la Naturaleza. Frente a ellos, contamos con inofensivos productos naturales con los que nuestras antepasados más directos elaboraron durante años sus propios limpiadores: limón, sal, alcohol y bicarbonato.
Aquí lanzamos nuestro primer consejo: elaborar uno mismo su propio lavavajillas. “Disuelve tres cucharadas de jabón blanco rallado en un litro de agua y añade media taza de vinagre de alcohol y el jugo de un limón. Si tienes que rascar, echa un poco de bicarbonato sódico. Ahora bien, si la comida se ha pegado al fondo de la cacerola, en lugar de fregar insistentemente bajo el grifo o meterla inútilmente al lavaplatos, un truco efectivo es dejarla toda la noche con una solución de liquido de limpia vajillas y un poco de agua. También se puede optar por echar vinagre y calentar a fuego lento hasta que hierva. Con cualquiera de estos métodos resulta sencillo eliminar lo quemado”.
También es bueno, aliarse con los electrodomésticos modernos ya programados para un uso eficiente de la energía y de los recursos. Así, los lavavajillas puede que sean uno de los electrodomésticos más ahorradores. “El lavaplatos ha reducido el consumo de energía un 40% y el de agua un 60%”. Así que no todo es complicarse la vida. La guía destaca un sinfín de trucos para la limpieza de muebles, ahorro en la iluminación, cuidado personal o cuidado de la ropa.
II. Plantar flores para producir infusiones
La jardinería moderna utiliza en muchas ocasiones técnicas y procesos químicos que poco tienen que ver con el regreso a una naturaleza real. Buscamos la manera de convertir el balcón, jardín o alfeizar de una ventana en un huerto y volvemos a encontrar un reto que inspire nuevos hábitos.
Segundo consejo ecológico: elaborar en casa nuestras propias infusiones a través del secado de flores y hojas. Una manera útil y divertida de disfrutar del espacio, grande o pequeño, dedicado a la naturaleza en cada vivienda.
Para elaborarlas hay que tener en cuenta qué tipo de flores tenemos. En el caso del espliego, la manzanilla, el hinojo o el romero hay que esperar a que las flores estén abiertas. Una vez que lo están, se cortan bien entrada la mañana, cuando ya no hay humedad de la noche anterior. En el caso de la salvia, menta, hierba luisa, albahaca o el tomillo se recolectan las hojas en cuanto florecen.
Después hay que dejarlas secar en un lugar oscuro y ventilado, sin amontonarlas mucho. En el caso de las flores, el secado se realizará cabeza abajo. Cuando estén secas se guardan en cajas metálicas, como por ejemplo, las cajas grandes de galletas, y ya podemos preparar las infusiones. Conviene recordar que las hierbas para infusiones no duran para siempre. Así que cada año habría que renovarlas.
De esta sencilla manera, disfrutaremos de nuestras infusiones sabiendo que provienen de nuestro propio huerto, de nuestro balcón, jardín o alfeizar. Y es que ya os lo habíamos advertido, ser ecologista también tiene sus ventajas.
III. Potencia la luz natural en la oficina
El respeto por el medio ambiente y la sensibilidad ecológica también debe mantenerse en el lugar de trabajo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) habla ya del “Síndrome del Edificio Enfermo” sobre aquellos espacios cuya construcción no ha tenido en cuenta la calidad ambiental de sus espacios interiores. La típica enfermedad de las oficinas se encuentra en la falta de ventilación, el exceso de carga electromagnética o el exceso de luz artificial.
La luz natural es el mejor antídoto a esta enfermedad. Por eso, animamos a que cada profesional sea una agente activo para generar espacios saludables. A continuación destacamos criterios necesarios para conseguirlo a través de una buena iluminación:
- Comprobar con qué frecuencia y eficiencia se limpian las ventanas
- Asegurarse de que las persianas están abiertas durante los períodos diurnos
- Pedir que las iluminarias se limpien por lo menos una vez al año
- Mover aquellos objetos que interfieran con la luz natural
- Estudiar la ubicación del personal
- Comprobar que las claraboyas se usan eficientemente
- Colocar los interruptores de manera que el control de las luces individuales sea de forma independiente
Y sobre todo, no nos olvidemos de aprovechar cualquier descanso para salir al exterior, tener contacto directo con el sol, renovar el aire de los pulmones, extender la vista más de la pantalla del ordenador u variar el espectro de sonidos al que estamos expuestos habitualmente.
IV. Comprar producto autóctono y de temporada
Para muchos el carro de la compra ha pasado a ser un gran carro de combate. Con nuestras decisiones de consumo podemos conseguir cambiar muchas más injusticias de las que pensamos. Por eso es bueno razonar cada vez más nuestra compra, ya no sólo qué no comprar sino también cómo comprar.
La venta directa a los productores locales siempre ha sido un gran consejo. Con la apertura de nuevos locales especializados en comida autóctona nos han facilitado el acceso directo a ellos.
En España, más de 12 millones de barriles de petróleo son necesarios para producir las bolsas que se consumen al año. Basta un cambio de hábito a la hora de portar la compra para ahorrar una gran cantidad de recursos. Además, la gran mayoría de ellas termina en la basura al igual que los envases.
Para evitar el despilfarro es aconsejable planificar y tener en cuenta siempre que:
- No conviene acumular innecesariamente alimentos perecederos: antes de comprar, pensar qué previsiones necesitamos
- Comprar aquello que tenga la fecha de caducidad más lejana: las etiquetas ofrecen información útil.
- Los congelados deben comprarse en el último lugar y dirigirse inmediatamente al hogar para su almacenamiento
- Al colocar nuevos productos en la despensa, poner delante los de fecha de caducidad más temprana.
- Hay que almacenar los alimentos en condiciones adecuadas de sombra, frescura, refrigeración o congelación.
- Si un producto se ha adquirido con la fecha caducada debe devolverse.
- El responsable de que un producto esté en mal estado en el punto de venta es el vendedor.
- Los botes o latas abombadas o deterioradas deben devolverse.
V. Moverse en bicicleta
La actividad al aire libre, en contacto con la naturaleza, es un buen modo de emplear nuestro tiempo de ocio. También es cierto que la actividad masiva de algunas de estas actividades también deja una huella en la naturaleza y exige una concienciación por el impacto.
Por eso, animamos a evitar el uso del vehículo, a ser prudente en la recolección de frutos y animales silvestres, así como al cuidado continuo por la limpieza de todos los espacios naturales: jardines, campos, playas y manantiales.
Pero ante todo, lanzamos la propuesta de evitar el vehículo. Caminemos, paseemos, andemos en bici. Una de las medidas más efectivas alrededor del mundo para el cuidado del medio ambiente ha sido la promoción del uso de bicicletas públicas. Arrancó en el año 1995 en Copenhague y desde entonces no ha parado de crecer en las ciudades que se han incorporado. Así que cerramos el repaso a la “Guía práctica del ecologista en casa” de César Barba con el propósito de pasear más, caminar más y utilizar más la bicicleta.