Estufa de pellets y bomba de calor, dos formas de entender la sostenibilidad
Conoce las diferencias entre biomasa y aerotermia en calefacción
En los últimos años ha crecido la sensibilización sobre los problemas medioambientales y la necesidad de cambiar el modelo energético. En este contexto han surgido y se han desarrollado distintas tecnologías de climatización sostenible. La aerotermia y la biomasa son las más populares. Ambas tienen algo en común: buscan la máxima eficiencia y el mínimo impacto en el entorno; pero también son muy diferentes entre sí. Conocer estas diferencias nos permite saber cuál se adapta mejor a nuestras necesidades.
Transformar energía o transportarla
Generalmente vinculamos la palabra biomasa a los pellets. Los pellets son pequeños cilindros de serrín, viruta, astillas y otros restos de las industrias maderera y agraria, elaboradas mediante compresión. Estos pequeños bloques tienen un inmenso poder calorífico que las calderas de pellets (calefacción y agua caliente) y las estufas de pellets (únicamente calefacción) emplean como combustible. No son, sin embargo el único combustible que se puede utilizar en las calderas de biomasa, pero sí el más habitual.
La aerotermia, en cambio, utiliza la energía térmica presente en el aire exterior para calentar un ambiente o un depósito de agua. Es decir, no existe transformación de energía, sino transporte de un punto a otro. No nos extenderemos aquí sobre cómo funciona una bomba de calor aerotérmica, porque eso es algo de lo que hemos hablado extensamente en Re_ (puedes consultarlo aquí) pero el hecho de que esta tecnología no dependa de la transformación de un tipo de energía en otro (de química a térmica) es lo que hace que sea tan extraordinariamente eficiente y que consiga rendimientos tan altos.
Dos maneras de entender la sostenibilidad
Una duda muy común cuando hablamos de biomasa es cómo puede esta ser considerada un tipo de energía limpia si depende de la combustión de un cuerpo (los pellets). Ciertamente, en contra de lo que se afirma a menudo, las calderas de pellets sí emiten CO2. Lo que ocurre es que se entiende que ese CO2 ha sido previamente capturado de la atmósfera por la masa forestal a partir de la cual se han elaborado los propios pellets, por lo que la balanza de emisiones queda a cero. Es decir, que la calefacción por biomasa no añade C02 "nuevo" a la atmósfera, como sí ocurre con los sistemas basados en combustibles fósiles. De ahí que se afirme que la biomasa no tiene impacto medioambiental.
Por otra parte, parece evidente que la consideración de la biomasa como una energía limpia y renovable depende de la forma en la que se gestione la producción de pellets. Esta es, sin duda, una forma de reciclaje de un recurso que de otra forma se perdería (los desechos de la madera). Pero no por ello deja de ser una industria, y como tal, si se gestiona racionalmente, será limpia; si no, no.
La aerotermia, por su parte, depende de un proceso en el que el ser humano no influye para nada. El calentamiento de la atmósfera corre a cargo del sol. Nunca habrá un momento en el que pueda dudarse de la sostenibilidad de una calefacción basada en aerotermia, pues la energía de la que se vale se renueva día a día, de forma natural.
Cuestión de temperatura
Algo que deberíamos tener muy en cuenta a la hora de escoger entre una calefacción de biomasa y una basada en aerotermia es el sistema emisor que va a distribuir el calor por el interior de nuestra vivienda. Y es que cada una de estas tecnologías funciona con temperaturas de impulsión muy distintas.
Los pellets, como ya hemos dicho, tienen un poder calorífico muy grande, mayor que la de la propia leña de la que están hechos. Por eso la biomasa, igual que las calderas de gas o gasóleo, trabaja con temperaturas de impulsión altas. De ahí que los radiadores tradicionales sean su sistema emisor "natural".
La aerotermia, en cambio, es una tecnología de climatización de baja temperatura. Por lo tanto conseguirá el máximo de eficiencia trabajando con sistemas de emisión de baja temperatura, como son el suelo radiante o los radiadores de baja temperatura, si bien también ofrece buenos rendimientos con radiadores tradicionales.
Por otra parte, una bomba de calor tiene doble funcionalidad: puede proporcionar calor en invierno y frescor en verano, cosa que la biomasa no puede hacer.
Ahorro
En el caso de la biomasa, el gasto en calefacción depende del precio de los pellets, que hoy por hoy sigue siendo más barato que el de los demás combustibles, pero que evidentemente está sometido a las fluctuaciones del mercado. También depende, aunque de manera muy residual, del precio de la electricidad, pues las calderas y estufas de biomasa están muy automatizadas y tienen controles digitales.
La aerotermia también depende del precio de la electricidad, pero hay que tener en cuenta que una bomba de calor aerotérmica no emplea la energía eléctrica para conseguir calor, sino para transportarlo. Con un coeficiente de rendimiento de en torno a 4, una bomba de calor proporciona cuatro veces más energía térmica que la energía eléctrica que consume.
La experiencia del usuario
Aunque el funcionamiento de una caldera o una estufa de pellets es muy básico (una carga de pellets arde en una cámara de combustión calentando un flujo de aire o de agua), se trata de aparatos de alta tecnología capaces de hacer una quema muy eficiente del material y de generar el mínimo de cenizas posible. El proceso es totalmente seguro (las estufas de pellets se sitúan en el interior de la vivienda) y además está prácticamente automatizado. Pero aún así requiere de cierta "colaboración" por parte del usuario, que deberá mantener cargado el depósito de pellets (puede ser muy grande, eso sí), limpiar el cajetín de cenizas, hacerse con suficientes sacos de pellets al principio o durante la temporada y hacer que un técnico revise el aparato de vez en cuando.
La aerotermia, por su parte, no utiliza combustibles ni genera residuos de ningún tipo. El usuario no debe hacer nada aparte de fijar la temperatura. Tanto la instalación como el mantenimiento son muy sencillos.
En cuanto a la instalación, el volumen que ocupan es parecido en ambos casos. A la unidad generadora (bomba de calor o caldera) habrá que sumar un depósito de agua si se desea obtener agua caliente, además de calefacción. Dicho depósito es identico para ambas tecnologías. La única diferencia es que la bomba de calor se ubica en el exterior de la vivienda, y por lo tanto no ocupa espacio útil, mientras que la caldera de pellets debe instalarse en el interior. Además, en caso de escoger esta última debemos tener en cuenta que será necesario un espacio extra para almacenar los sacos de pellets.
Por lo demás, tanto la biomasa como la aerotermia son métodos de climatización sostenibles, renovables y muy eficientes. Parece claro que la elección de un sistema u otro depende de las necesidades del usuario, del sistema emisor con el que cuente e incluso de su situación geográfica.